Somos del mismo material del que se tejen los sueños,
nuestra pequeña vida está rodeada de sueños»
W. Shakespeare
Tejer tiene diversos significados cuando se busca en el diccionario, todos cercanos; pero el que más llama la atención, y que para esta columna de opinión funciona, es su quinta y sexta acepción: “Componer, ordenar y colocar con método y disposición algo. Discurrir, idear un plan”; además de la que la mayoría conocemos, entrelazar hilos, de amistad, amor, hermandad, entre otros.
Con esta última y más conocida acepción, empezó el taller de costura que se realizó con las mujeres del resguardo indígena Gavilán- Pascua en el departamento del Vichada. El taller fue dirigido por la Señora Herminda, quien como voluntaria, ofreció su saber sobre este arte. La duración de éste fue de dos días, cinco y seis de diciembre. Sin embargo, su corto transcurso no impidió que se tejieran fuertes lazos de compromiso entre ellas, y con la señora Herminda.
Gracias al cabildo gobernador y los capitanes de cada comunidad se logró difundir la noticia sobre el taller, fue así como el día de inauguración la asistencia sobrepasó las expectativas del grupo Profesionales Amigos. Alrededor de 23 mujeres asistieron a este maravilloso encuentro, no sólo había mujeres maduras y de la tercera edad, sino que niñas y adolescentes también participaron en el taller. En éste, se empezó con la introducción a los elementos que se tenían, la máquina de coser, las reglas, el tipo de agujas, y de telas. El taller consistió en crear un “coge ollas” ya que la idea de la señora Herminda era crear algo que no sólo quedara en teoría, sino que fuera práctico y útil para las mujeres. Así, se fueron designando labores por grupos, las que cortaban las telas en cuadros, las que utilizaban la máquina y las que cocían pequeñas flores con hilo y aguja.
La máquina de coser fue todo un hit, ya que la mayoría de las mujeres desconocía su existencia, todas querían utilizarla, pero no sabían cómo. En el lugar se escuchaba frecuente la pregunta ¿y cómo se supone que hago para que funcione?, entonces la señora Herminda les dijo que de la misma manera que utilizaban las motos, dándole pedal. Entre tanto, las señoras no sólo cocían y cortaban tela, sino que el taller permitió que se contaran cómo iban las cosas en sus hogares, qué les gustaría hacer con lo que estaban aprendiendo, sobre sus sueños y sobre las expectativas que tenían sobre el trabajo que se realizaría con Profesionales Amigos.
Risas, miradas de alegría y esperanza, rostros ansiosos y mentes activas dejó este taller de costura, por una parte, y de otra, permitió que las mujeres tuviesen una comunicación entre ellas, lo que logró establecer que se organizaran. La idea detrás del taller, era realmente lograr que las mujeres decidieran organizarse para trabajan mancomunadamente por su comunidad y por y para ellas mismas.
Para el segundo día del taller, la felicidad se podía respirar, el ánimo por hacer, se reflejaba en las palabras que las mujeres decían y, aunque, doña Herminda debía partir a Bogotá al día siguiente, las mujeres al finalizar la jornada le prometieron que ellas seguirían reuniéndose con el fin de trabajar para tener sus propias máquinas de coser. Así nació la asamblea de mujeres, liderada por dos magníficas mujeres, Candelaria, quien es paciente y sabe llevar las cosas con calma y orden y Libia, quien es la que da su energía y compromiso total para que las cosas se lleven a cabo.
Se crearon tan fuertes lazos de amistas/hermandad que desembocaron en un abrazo comunal; y finalmente, para rectificar la unidad que había nacido, cada mujer se entrelazó sus manos con la otra para crear una red sólida de apoyo mutuo por un mejor proyecto de vida en comunidad.