Cuando tenemos que decidir se cruzan el pensamiento y la acción. Se nos ha dicho que en la consulta popular, manifestamos a través de una acción nuestro pensamiento. Tendríamos que poner en comillas ese “nuestro” para ver qué tan propio es el pensamiento que nos habita. El domingo a la tarde, queríamos poner entre paréntesis la acción.
Mientras nos sumergíamos en el espasmo, sucedieron una tras otra las llamadas y mensajes. Gente pidiendo una explicación, solicitando una indicación, acuciando un sentido para lo que pasó. No hubo tiempo para el letargo porque la indignación dio paso al llanto, al enojo, a la frustración, al escondite de las sensaciones en un remoto lugar de lo interno.
Con rabia y rencor juzgamos el todo por la parte con la certeza de que el problema era total, que la sensación de lo irremediable nos comprendía a todos, arrastrados por una fuerza de la cual desconocíamos la proporción y el destino al que nos llevaba al tiempo que veíamos pasar el tren al que no logramos subirnos. Respondimos las llamadas y los mensajes pidiendo, solicitando y acuciando a su vez una luz, como preguntando con las respuestas.
No hubo mayoría en esa cantidad absurda que nos cobijó a todos, incluidos los dos tercios de vecinos que no votaron. Sus razones se las reservaron para después… les fue suficiente el miedo a la verdad que traía una justicia que no era sólo castigo, o quizá les bastó la sucia ficción anunciada desde el púlpito, sea el de las iglesias o el de la televisión, para fustigar los ánimos y renunciar sin conciencia a la posibilidad de una lógica simple y a la necesidad del interés general que nunca hemos podido visitar.
Y mientras el tiempo se nos iba entre las manos nos dimos cuenta que no era el momento de tibiezas, de neutralidades, de acomodaciones. Tomamos conciencia de que las razones y esperanzas quedaron subordinadas a la lógica mercantil de la campaña, dejando como resultado lo evidente, lo tristemente evidente, la obstinada realidad de ser un país de dos terceras partes que no actúa y de la mitad de una tercera parte que no piensa.
Profesionales Amigos se fundó sobre altos ideales probados en la adversidad, principios y convicciones que siempre nos ubicaron del lado de unas circunstancias, pueblos y geografías y, por lo tanto, haciendo antagonismos. Hoy nos levantamos decididamente en la exigencia de responsabilidad a todos los parientes que dijeron NO para que nos expliquen si fue un NO a la paz negociada, o si fue un NO a la forma como se negoció. Y si es verdad que quieren un acuerdo; que sean honestos.
Exigiremos respeto cuando nos hablen con mentiras y seguiremos respaldando el acuerdo firmado. Orientaremos nuestros esfuerzos y nuestras acciones cotidianas hacia este norte, y pondremos todos los medios que tenemos a disposición para apoyar las marchas, asambleas, cabildos abiertos, discusiones y difusión de información verídica sobre este momento. No huiremos al debate en nombre de una pacífica neutralidad que cada vez es más violenta e irrespetuosa con las víctimas. Con una profunda calma, pero con máxima firmeza, enfrentaremos las situaciones, discusiones y desafíos de la manera más adecuada a la altura y velocidad con la que se precipitan los acontecimientos.
Crearemos el pensamiento de la masa que desencadenará la acción. La masa que salió a marchar fundando el universal más allá de las afiliaciones identitarias, en estruendoso silencio. Aprenderemos a pensar actuando, porque son acciones lo que nos urge, y aprenderemos a actuar pensando porque son otros pensamientos los que tenemos que defender. La masa crítica que comienza como levadura de pensamiento y que se expande y crece en el horno de la acción.
Que siempre viva la paz.