Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre
Paulo Freire.
La idea de viajar a Vichada desde un principio solo respondía al anhelo de una tesis, un grado y una futuro profesional, pero esa idea hoy se quedó corta para todo lo que respondió en mi vida, este viaje definitivamente me mostró lo maravilloso de la creación y de Dios, no todos los días estas rodeado de tanta vegetación, agua y aves a la vez, no todos los días puedes levantarte mirar la ventana y observar el cuadro que se dibujó en la llanura donde solo se ve el cielo y la tierra, un cuadro al natural, ni minimalista, ni abstracto, simplemente el bello arte de la naturaleza.
Estar en el resguardo siempre es un constante intercambio de saberes, estando con la comunidad de Bello Horizonte rodeado de profesores, desde los que enseñaban en la primera hasta los grandes profesores como don Eladio que nos daba enseñanzas de la vida y de como mantienen su cultivo de yuca cantándole, en esta comunidad hasta los jóvenes fueron participes de todos los conocimientos que se compartieron, la experiencia en esta comunidad fue como la silla vacía de la fotografía esperando ser ocupada, así estaba nuestra mente esperando ser llenada por la sabiduría y paciencia, que efectivamente fue probada cuando realizábamos los tejidos con la mata de jua jua, este proceso que nos llevó a pensar en los patrones y donde el mismo profe Carlos nos corregía diciéndonos que esa no era la estrategia y que el tejido era algo que te llevaba de observar y sentir él decía: dejen de contar 3,2,3 la secuencia de patrones y déjense llevar por la lógica del tejido observen y háganlo.
Luego nos movemos a la comunidad del progreso encontrándonos con Elvira la capitana, quien humildemente nos daba mejor acogida, se preocupa por nosotros y además quien personalmente me recordaba una tía con sus abrazos y bonitas palabras, realmente sentirse en familia, este grupos de personas nos dejaron muy lindos recuerdos y canciones, alii pudimos ver nuevamente la diferencias de cada comunidad que tejían todo lo que se llama resguardo Gavilán- la pascua.
En esta comunidad a diferencia del viaje en semana santa pudimos convivir con una comunidad y compartir con ellos, escucharlos y sentirnos aún más en familia, pero algo nos hacía falta aun estando en el progreso a la espera de la aventurera llegada de Sergio andábamos pensando siempre en esa comunidad que nos había acogido con la esperanza de un futuro mejor de un compartir ellos a los que les dicen rafaeles, donde ya tenía dos ahijados y donde realmente estaba anhelando de estar, hablar y compartir.
Logramos visitar san Rafael y vimos otro escenario arbustos nuevos, un verde que quitaba lo seco y árido de este lugar, más niños, más familias y más cosas por contar, allí mis compañeras y yo compartimos las tesis, dialogamos y llegamos a acuerdos, aunque solo pudimos estar unas horas con ellos, las cosas fluyeron y las conversaciones con ellos no dieron espera, contándonos sobre el nuevo ganado que tenían, sobre como ya se les había perdido el toro, había sucedido algo con el puente y demás acontecimientos que se quedaran en la mente.
Finalmente, todo lo que uno deja es mínimo en comparación con todo lo que te entrega este hermoso lugar de valiosas personas que cada día te enseña que la calidad de vida no se mide con tus adquisiciones materiales, sino con la grandeza del corazón, puedo estar segura que la universidad de la vida cobra sentido en lugares como estos, donde te vuelves uno más de los que quiere aprender más de este camino de la vida.