Un país lleno de riquezas culturales, antepasados ancestrales que dejaron historias, mitos y leyendas que deberían ser nuestro orgullo.
Pueblos indígenas que encarnan un pasado para muchos doloroso; la historia los ha forzado a adaptarse a una sociedad moderna en la que nada es duradero. El hombre no conoce el valor de su tierra y se ha encargado de destruirla poco a poco, hemos dejado a un lado a nuestro pueblos aborígenes, la mayoría de nosotros no conoce nada de ellos , de sus costumbres, de su estilo de vida… es más, en la constitución colombiana están contempladas una cantidad de leyes a favor de estos pueblo pero al final se quedan plasmados en un papel , me atrevo afirmar lo anterior porque tuve la experiencia de ver una de las muchas injusticias por las que tiene que pasar nuestros compatriotas indígenas con la historia de una pequeña familia, Daniel Catimay , Diana Uribe y su bebé que estaba a punto de nacer .
El Vichada, siendo el segundo departamento más grande de Colombia no tuvo ni cómo ni donde asistir un parto de alto riesgo, pues Diana, la mamá del bebé presentaba problemas de tensión y una posible preclampsia al momento de dar a luz a su bebé , motivo por el cual buscaron la forma de trasladarla a un hospital que tuviera todos los instrumentos necesarios .
Lo más lógico es que la trasladaran a un lugar cerca al Vichada, en este caso sería Villavicencio pero no se encontraron camas disponibles, entonces la única opción fue traerlos a Bogotá. Una cuidad desconocida para ellos donde no tenían familia ni un lugar donde hospedarse. La mamá y el bebé mientras estuvieron en el hospital recibieron una atención adecuada pero el papá no tenía donde quedarse. La información que daban en el Vichada es que al llegar acá él tendría un albergue donde quedarse mientras salían de todos estos procedimientos; es de suponerse que estas entidades trabajan las 24 horas al día los 7 días de la semana pero esta familia llegó un sábado en la tarde y el albergue nunca dio respuesta, así que Daniel sin tener familia en Bogotá tuvo que buscar ayuda. Afortunadamente la comunidad indígena Sikuani que habita en el resguardo Gavilán Pascua de La Primavera Vichada, tiene contacto con Álvaro Hernández director de la organización Profesionales Amigos , quien muy eficazmente le consiguió posada a este muchacho por una noche .
Recibí una llamada como dije anteriormente un sábado a las 8 de la noche: Álvaro me comentó la situación y en mi familia no dudaron en acoger a Daniel y aunque no habían camas disponibles buscamos acomodarle una colchoneta con bastantes cobijas para que no sintiera el frio de la ciudad.
A partir de ese momento sentí el compromiso de ayudarlo en lo que necesitara, así que al día siguiente madrugué con él al hospital y en compañía de Álvaro nos dieron la noticia de que ya había nacido el bebé y estaba en perfectas condiciones a pesar de que nunca tuvo controles prenatales; por el contrario Diana tenía inconvenientes con la tensión por lo que les tocó quedarse unos días más en el hospital ,mientras tanto Daniel esperaba la respuesta del albergue una respuesta que se prolongó por varios días y nunca llegó… lo que si llegó fue el momento de la salida de Diana del hospital, una mujer de 24 años, recién operada con cesaria y un bebé de 3 días de nacido. Según los informes dados por las autoridades competentes ellos tenían derecho de estar en el hospital hasta las 4:00 pm de ese día y salían de ahí para un albergue, motivo por el cual estaba tranquila… pero para sorpresa mía recibo una llamada de Daniel diciéndome que los habían sacado del hospital sin explicación alguna y no tenía a dondeir con su familia. ¿Qué paso con la información que dieron en la mañana? Era una situación preocupante, no sabía qué hacer, pero lo primero que me dictó el corazón fue recogerlos; como yo en ese momento estaba lejos y ocupada mi mamá me hizo el favor de ir al hospital a recogerlos y tristemente se encontró con una cuadro además de indignante, conmovedor: ver a Daniel con Diana y su bebé sentados, congelados del frío en la salida del hospital y llevarse la gran sorpresa de que cuando ella se acercó, las enfermeras no se preocuparon por el estado de Diana que de por sí no era bueno ya que casi se desmaya en brazos de mi mamá; tampoco se preocuparon en tomarle los datos porque se podía robar el bebé.
Definitivamente con algo así uno queda desarmado, no les importó a donde se irían a pasar la noche ni quién estaba al pendiente de ellos. Nosotros, personas del común respondimos por lo que le tocaba al gobierno y a la misma EPS , sin embargo esta familia fue acogida en mi casa como si fuera parte de nosotros , mi abuela y mi mamá se encargaron de cuidar a Diana con sus remedios caseros y en menos de dos días estaba mucho mejor
Dicen que cada bebé viene con una bendición y este chiquitín no tenía casi ropa, pero entre amigos, vecinos y familiares nos encargamos de darle la ropita que necesitaba, gracias a Dios llegó con poco y salió con mucho.
En vista de que no había una respuesta de parte del albergue decidimos tenerlos en nuestra casa hasta que una tarde Daniel recibió una llamada y le pedían la dirección de donde estaban para ir a recogerlos, esto sucedió 3 días después de que ellos salieron del hospital. Para mi familia no eran una molestia; de hecho, les tomamos tanto cariño que no queríamos dejarlos ir al albergue pero era una obligación pues nos podía demandar por el simple hecho de ayudarlos y no permitir que quedaran el calle. Sin tener opción, al día siguiente los recogieron en una camioneta y creo que ha sido la despedida más difícil de nuestras vidas: Diana aferrada a su bebé lloraba porque se sentía sola y no sabía dónde los iban a llevar; Daniel era callado pero con los ojos llenos de agua y nosotros con el corazón en la mano pedimos los datos del albergue para poder estar pendiente de ellos. Efectivamente al día siguiente madrugué y me fui a buscar la dirección que nos habían dejado; cuando llegué al albergue pregunté por la familia de Daniel y otra de las grandes sorpresas apareció: no estaban en este albergue porque no había cupo, por lo que los llevaron a un sitio de estos que estaba cerca de allí.
Nunca pensé encontrar un lugar tan frío, con personas tan inhumanas; era una casa grande casi desocupada con daños en la tubería y ellos tenían que vivir entre el charco del agua. Realmente en ese momento lo único que podía sentir era impotencia y rabia de ver que no les daban la atención que merecían. Ese día duré un buen rato buscando el hogar de paso y cuando por fin lo encontré pude entrar sin problema pues no había vigilancia alguna; es más, los visité y nadie se dio cuenta de mi presencia. Al ver esto continúe haciendo mis visitas rutinarias y trataba de ir todos los días para llevarles onces ya que la alimentación no era muy buena y los encargados no eran muy amables .
Para que ellos pudieran regresar al Vichada debían cumplir unos requisitos (información que nunca les dieron) así que junto a mi mamá fuimos a preguntar y nos dijeron que debían cumplir las citas asignadas por el médico y ellos se encargaban de trasportarlos con una hora de anterioridad; confiando en la información que nos dieron los encargados esperamos el día de la cita y esta historia está llena de sorpresas lamentablemente no muy buenas, pues Diana y su bebé casi no llegan a tiempo a la cita y aparte los del albergue no los fueron a recoger así que los hicieron tomar un taxi que les cobró más de lo normal, dinero que resultó pagando Daniel y según la señorita Paola encargada del caso, les remuneraban el dinero, remuneración que nunca llegó.
Al ver esto pensaba y me preguntaba a mí misma ¿qué pasa con la humanidad de esta gente?
Todo esto fue un proceso aproximadamente de un mes donde pude ver cómo les mentían a ellos e la cara y a mí me hacían creer que todo estaba perfecto, al bebé debían darle pañales diarios pero Daniel nunca recibió un pañal por parte del albergue, hasta se atrevieron a decir que ellos iban a ser trasladados de albergue y por ese motivo no tenían obligación de darle los pañales al bebé una explicación sin fundamento. Luego de cumplir la cita de rutina les dijeron que debían quedarse 15 días más en Bogotá como Daniel no tuvo controles prenatales era necesario realizarle un examen de toxoplasma .
En el albergue aseguraron que estarían pendientes de este examen pero cuando nos dimos cuenta él bebé tenía programada una cita para leerle los resultados de un examen que no le habían tomado, algo ilógico pero por falta de interés en el caso casi llega el día de la cita y no habían resultados para leer. Al llamar al albergue la respuesta que dieron era que la autorización se demoraba de 3 a 4 días en llegar pero no había tiempo, así que junto a Daniel averiguamos y se podía sacar la autorización en el CADE La Victoria; teniendo esta información solicitamos al albergue “proyectar” la ayuda para transportar a Daniel muy temprano al día siguiente; yo por mi parte llegué sola al CADE para acompañarlo. Efectivamente el albergue se comprometió a llevarlo a las 7:00 am pero no fueron a recogerl, empecé a llamar a pedir un explicación pero lo que hicieron fue descolgar el teléfono, ya después de un buen rato Daniel me llamó y dijo que lo iban a llevar pero le pedían explicaciones innecesarias, finalmente pudo llegar al CADE y nos demoramos aproximadamente 2 horas y 30 minutos esperando el turno para hacer la autorización.
Se tomaron las pruebas al bebé y mientras ellos fueron al hospital los cambiaron de alcoba sin previo aviso, los dejaron en una habitación compartida , donde hacía mucho frío pero llegó una enfermera y para la comodidad de ella los incomodaron a ellos, enfermera que nunca estaba pendiente; sin querer causar más molestias, ellos prefirieron quedarse ahí pues ya era por pocos días.
Contaban los días y las horas para regresar al Vichaba; ellos tenían dos niños más esperándolos, una bebé de 2 años y un niño de 10 años. Por otro lado Daniel tenía que regresar a la finca donde trabaja ya que a quien le pidió que lo remplazara mientras estaba acá en Bogotá dejo la finca botada .
Una situación preocupante… así que ellos fueron a la cita del bebé y todo salió bien; gracias Dios el niño estaba en perfectas condiciones pero el albergue les dijo que no había posibilidad de devolverlos , al ver esto Daniel acudió a su patrón para que le prestara dinero para poder viajar con su familia . El lunes 22 de junio a las 8:45 pm salieron con destino al Vichada un viaje largo pero pudieron por fin volver a estar con su familia y retomar su vida normal.
Por mi parte puedo decir que Daniel Catimay y su familia dejaron un gran vacío en nuestros corazones pero quedamos satisfechos y felices por ayudarlos,;solo me resta pedirle a Dios que me conceda volver a ver a esta familia.