«Dios está en los detalles«
Van der Rohe
Día a día es inevitable dejarse llevar por la rutina, por el caos de la ciudad que habitamos, por el desorden de la mente y la prisa del sentimiento, y es allí, en un lugar tan maravilloso e inexplicable, que la vida te pide que pares un segundo, que respires y que agradezcas el estar vivo y el estar justo ahí; el Resguardo Indígena La Pascua, durante 7 días, me brindó la calidez de sus espacios, la sencillez de sus personas y el conocimiento adecuado para cada uno de sus momentos.
En visita a algunas de la totalidad de sus comunidades, no hizo falta la charla extensa, la palabra adecuada o exacta, para entender y relacionar cada punto del lugar en el que se estaba; de hilar una a una sus dinámicas y dar resultado al porque y al como se daban las mismas. A pesar de ser el primer encuentro con la comunidad, se sentía la franqueza de ser uno de tantos y de pertenecer sin cohibición alguna a esa innumerable familia. Diversas actividades se plantearon, se diseñaron, se postularon en la mesa de trabajo, desconociendo que la más importante y sin duda la única que podía dar respuesta al sin fin de dudas que se llevaban, era un lápiz, una hoja y los oídos. En compañía de profesionales expertos y de calidad absoluta de personas, esta pausa activa de la vida, dio frutos incontables, alcanzó las mas altas expectativas y sin que fuese poco, transformó el pensamiento no sólo teórico, espiritual también.
Es de gran valor reconocerse a sí mismo, como persona, como ser, como recuerdo, como perdón, para así poder llegar a contemplar el carácter que me permite establecerme y compartir con el otro; la otredad. Cada uno de los que integraban la comunidad, me hicieron sentir como si no me faltase la relación al otro lado de esa inmensa altillanura, su fervor al entregarlo todo por mi comodidad en la estadía es infinito e inmensamente grato. Por ello, mi respuesta y regalo sin recompensa a todo lo vivido, es la entrega y el sacrificio por brindar mis saberes y prontos resultados, a un proyecto tangible, diseñado para ellos, y con ellos.
Le agradezco a mi mamá por las raíces, a mi papá por los caminos, y a la arquitectura por la esencia.